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martes, 15 de febrero de 2011

LA EDUCACION POPULAR: ALGUNOS DEBATES POSIBLES Y NECESARIOS

EL AROMO - El Aromo n° 58 "Entre la miseria y la represión"

Claudia Korol

Pañuelos en rebeldía


La Educación Popular es parte de la experiencia de resistencia y de rebeldía de los movimientos sociales y políticos que en Argentina y en América Latina vamos buscando y creando alternativas frente a la crisis del capitalismo en el orden mundial, y al impacto de sus consecuencias sobre nuestras sociedades.(1)  El sistema capitalista en nuestro continente es -como el patriarcado y el racismo- producto de siglos de colonialismo, neocolonialismo e imperialismo.

En este momento en que su crisis se agrava en todas las dimensiones (es crisis económica, financiera, alimentaria, energética, política, cultural) a nivel mundial, es evidente que se refuerzan los mecanismos de salvaje de su "prestigio" y sobre todo de sus desmedidas ganancias, basados en la antigua "costumbre" de descargar los costos principales aumentando los sacrificios y la súper explotación de los pueblos dependientes y subordinados. Al mismo tiempo, se multiplican los discursos fundamentalistas religiosos y políticos que tienden a legitimar la dominación a través de la imposición de una cultura que justifica la exclusión y estigmatización del "otro", del "diferente". El continente es pensado desde una voz principal, a partir de un sujeto hegemónico: blanco, burgués, masculino, urbano, heterosexual. El resto -la mayoría- es el otro: bárbaro, primitivo, negro, indio, mujer, homosexual, pobre, extranjero/a.

La cultura de los violentos vencedores se vuelve así dominación, pero también sentido común entre los vencidos y vencidas. Esto explica la colonización no sólo como ideología del poder, sino como legitimación del mismo en los cuerpos, ideas, sentimientos, sentidos y acciones de los colonizados y colonizadas. […] Esta introducción trata de situar el contexto en el que estamos debatiendo las experiencias de Educación Popular.


También necesitamos subrayar que para un debate de este tipo, es necesario precisar a qué proyectos de Educación Popular estamos interpelando, ya que bajo este nombre se cobijan diferentes concepciones, enfoques y prácticas, desde aquellas que pretenden -aún con dificultades- seguir siendo pedagogía de los oprimidos y oprimidas, pedagogía revolucionaria, y aquellas que han disociado las dinámicas y algunas técnicas participativas de la propuesta liberadora, y tienden a utilizarlas para instituir -en nombre de la Educación Popular- un espacio de contención social, de gobernabilidad, y de inclusión subordinada en la dominación. […]

Nuestra concepción

de la Educación Popular


1. Concebimos a la Educación Popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, y no como pedagogía para los oprimidos y oprimidas. Esta posición está en polémica con quienes realizan prácticas que consideran de Educación Popular, que tienen fuertes componentes de asistencialismo y clientelismo, promovidas fundamentalmente desde algunos espacios gubernamentales, ONGs e Iglesias, con el objetivo de "contener" a los sectores sociales excluidos […].


Es una pedagogía de los trabajadores y trabajadoras, que abarca también a quienes sufren otro tipo de opresiones, producto del racismo, del colonialismo, del patriarcado. Es una pedagogía de los sujetos organizados, o que tienden a organizarse para luchar contra la opresión. La dimensión organizativa, es parte esencial de esta teoría del conocimiento, basada en el trabajo grupal, y en la convicción de que la única manera de transformación del mundo es a partir de la lucha organizada de los oprimidos y oprimidas […].


Es una pedagogía cuyos contenidos, métodos, propuestas, no se deciden por fuera del grupo social que forma parte del proceso educativo, sino que se va realizando junto y como decisión del grupo. En este sentido, se aleja de aquellas concepciones de algunas izquierdas que consideran ser poseedoras de verdades que deben "enseñar" a "la clase"; posición que se acerca a la educación que Paulo Freire caracterizó como "bancaria", porque sigue suponiendo que en un lugar elitista está el dominio saber y en otro está la ignorancia, y considera entonces que el acto educativo se limita a "transferir" o "depositar" ese saber, para "iluminar" a los que no lo tienen […].


2. Es una pedagogía de la descolonización, del develamiento de las marcas eurocéntricas y occidentales de la cultura dominante […]. Polemizamos con algunas construcciones coloniales sostenidas desde la izquierda, que llevan a negar las raíces culturales y políticas de los movimientos populares del continente, reduciendo el conjunto de contradicciones de una sociedad a la contradicción clasista (jerarquizada como contradicción principal, y considerada en muchos casos como única y prioritaria). […] Se nos acusa entonces de cierta complicidad con los procesos de fragmentación del sujeto, promovidos por la cultura posmoderna. Sin embargo, en nuestra experiencia, son las posiciones dogmáticas las que lejos de contribuir a superar la fragmentación promovida por la cultura neoliberal, la estimulan, al dejar fuera del proceso de articulación de este sujeto a un conjunto de experiencias que consideran secundarias. […] Descolonizar nuestras maneras de estar y de sentir, de pensar y de vivir, exige un enorme esfuerzo grupal que tenga signos claros de cambio, de crítica, de re-educación; que desafíe lo "aprendido" en la "socialización" en la que nos hemos de-formado. Es un esfuerzo que sólo puede concretarse en la lucha, en la praxis transformadora, en la fuerza que se reúne en el gesto colectivo […].


3. Es una pedagogía que apunta a superar las dicotomías trabajo manual-trabajo intelectual, teoría-práctica. La educación liberal y su pedagogía, han ido creando sucesivas disociaciones. Una de ellas es la dicotomía entre trabajo manual y trabajo intelectual, en la cual queda subvalorado el trabajo manual. Esta experiencia conduce a la distancia entre "los que hacen" y "los que piensan", entre los "intelectuales" y "los trabajadores". Estas dicotomías, al tiempo que privilegian el pensar sobre el hacer, también priorizan el pensar sobre el sentir, y la "mente" sobre "el cuerpo" […]


En nuestra concepción de Educación Popular, la clave del proceso educativo es la batalla contra la alienación que escinde a las personas, y por la constitución de los movimientos populares como intelectuales colectivos. En ellos aportan de manera destacada los intelectuales "orgánicos", tanto los que provienen de la academia y se acercan a los movimientos, como los que se han formado en el mismo movimiento. La integración en la praxis cotidiana, permite a los intelectuales y a los movimientos -intelectuales colectivos- ganar capacidad de comprensión de la realidad que quieren transformar […].

 En nuestra experiencia, concebimos a la Educación Popular como un momento fundamental de elaboración teórica colectiva. Si esto funciona así, se vuelve un camino para la constitución de los movimientos populares como sujetos históricos, como intelectuales colectivos, que construyen en el marco de su praxis una reflexión en la que la ideología previa, la teoría acumulada por el movimiento popular, dialoga con los nuevos desafíos que se presentan en la lucha de clases, en las batallas antipatriarcales y anticoloniales.


En estos procesos políticos pedagógicos, no sólo aspiramos a la integración del movimiento popular como intelectual colectivo, sino como un tipo de intelectual que incorpora en sus análisis diferentes pensamientos que nacen de la diversidad de experiencias que constituyen las batallas emancipatorias […].


Es en esta perspectiva, que nuestra concepción metodológica incluye no sólo los momentos de estudio de textos, de análisis mediado por la razón, sino también, el espacio lúdico que favorece la intervención de otros sentidos, códigos, y posibilidades, como la presencia de los cuerpos completos en el acto pedagógico. Razón, y también sentimientos, cuerpos, deseos, comprometidos con la revolución.


4. […] La Educación Popular tiene el desafío de asumir un aporte concreto en las batallas de liberación nacional, de defensa de la soberanía, en los procesos antiimperialistas locales, regionales y continentales, en la gestación de alternativas frente a los bloques de poder mundial. La batalla antiimperialista, como dimensión específica de la lucha anticapitalista, implica conocer mejor las modalidades que asume hoy esta dominación, y en particular sus mecanismos de generación de consenso y de cooptación de las fuerzas sociales, y de los centros de producción de conocimiento.


El poder mundial disputa e intenta apropiarse de todo el campo de los saberes, desde los saberes académicos, generados en los centros propios de investigación, hasta los saberes populares, a los que no sólo aspira a "conocer", sino también a "poseer" y "patentar".


Desde la Educación Popular realizamos una revalorización del saber popular en la lucha contrahegemónica, que tiende a resguardar los conocimientos acumulados por los pueblos originarios, las comunidades campesinas, las mujeres de los sectores populares, como parte de las "armas" de la resistencia, de su capacidad de sobrevivencia y de gestión de alternativas. […] Es una pedagogía feminista, socialista, libertaria, del "buen vivir".


No compartimos las propuestas que encorsetan el proyecto de Educación Popular en prácticas de reintegración en el sistema capitalista, patriarcal, colonial. […] Nuestra meta es crear colectivamente, en un diálogo fraternal con los diferentes colectivos de lucha, un proyecto que permita el encuentro de las propuestas emancipadoras, libertarias, que los pueblos han ido inventando en su marcha. (…)

 


Una síntesis


Con esta concepción de Educación Popular intentamos trabajar. Nuestra propuesta es inacabada, y no pretende ser más que un aporte al diálogo que puede realizarse en cualquier ámbito donde haya sujetos con disposición a la lucha y al diálogo creativo.

Nos resulta sumamente auspiciosa la multiplicación de experiencias de Educación Popular que vienen promoviendo diferentes movimientos sociales, como las búsquedas que se realizan en los bachilleratos populares, promovidos fundamentalmente por movimientos de trabajadores y trabajadoras de empresas recuperadas, movimientos piqueteros, los esfuerzos de creación de la Universidad de los Trabajadores, los esfuerzos de educación campesina, y otras iniciativas que están en curso.

 
También valoramos la gran batalla que están dando los educadores y educadoras que defienden la educación pública, como espacio fundamental de lucha política y pedagógica […].

Sólo quisiéramos aportar, en tal sentido, que sería sumamente productiva la creación de espacios comunes en los que podamos problematizar todas estas experiencias en las que participamos, de manera de aprender colectivamente de las mismas, y fortalecerlas, identificando sus debilidades, y sumando fuerzas para superarlas […].


Quisiéramos pensar que en sus diferentes expresiones, tenderemos a multiplicar la experiencia desde el lugar de la rebeldía, de la insubordinación frente a todas las dominaciones. A hacer de la Educación Popular el lugar donde la indignación, la rabia, el deseo, y las esperanzas de cambiar la vida, encuentren no sólo su lugar, sino también un camino posible.

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Notas

(1) El presente texto es un fragmento de uno mayor, recortado por razones de espacio con autorización de la autora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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